1 Día en Sevilla

Decía el escritor Jorge Luis Borges que a una ciudad se la conoce con los pies. Pasear, pasear y pasear. Sitúese el recién llegado junto al río Guadalquivir. La Torre del Oro es uno de los iconos fotogénicos de la ciudad. Desde el Muelle de las Delicias hasta los modernos puentes de la Barqueta y el Alamillo se sucede un largo paseo ribereño. Como es sabido, los consejos están a veces para ser ignorados.
Decía el escritor Jorge Luis Borges que a una ciudad se la conoce con los pies. Pasear, pasear y pasear. Sitúese el recién llegado junto al río Guadalquivir. La Torre del Oro es uno de los iconos fotogénicos de la ciudad. Desde el Muelle de las Delicias hasta los modernos puentes de la Barqueta y el Alamillo se sucede un largo paseo ribereño. Como es sabido, los consejos están a veces para ser ignorados.

1 Día en Sevilla

El método Borges (la ciudad y los pies) puede revertirse al gusto propio. La flota de autobuses City Sightseeing, con parada junto a la Torre del Oro, ofrece sus rutas turísticas por buena parte de la ciudad y es una manera práctica de hacerse una idea de todo lo que nos ofrece Sevilla.

Otra forma de acceder y aproximarse a la realidad de la ciudad es a través del río, utilizando para ello discrecionalmente embarcaciones y desembarcando en los pantalanes ubicados en la dársena. Un afamado lienzo de Sánchez Coello recrea lo que fue la Sevilla del siglo XVI.
En estos muelles de la Torre del Oro arribaban los galeones de la flota de Indias. Sevilla fue antaño el puerto y la puerta del Nuevo Mundo, y punto de partida y llegada de la mayor gesta naval de la historia: la Primera Vuelta al Mundo.

Plaza de Toros La Maestranza

Junto al río y los antiguos muelles, en pleno barrio del Arenal, se alza la plaza de toros de La Maestranza. No se despiste el visitante. Por fuera la plaza no ofrece la típica fachada circular de los coliseos taurinos. Su arquitectura única y genuina convive, en sus gradas traseras, con casas de particulares.

El puente de Triana

En la otra orilla se observa el arrabal de Triana. El puente de Isabel II, conocido por los sevillanos como el puente de Triana,conduce de lleno a este popular barrio. Se puede ir en busca de sus callejones enredados, los viejos corralones de vecinos y visitar la Real Parroquia de la Señora Santa Ana en la calle Pureza, la Capilla de los Marineros donde se encuentra la Esperanza de Triana, así como la calle Betis.

Dejando el río, tras el Teatro Maestranza, se halla el Hospital de la Santa Caridad. Desde hace siglos da amparo a pobres e impelidos. En el presbiterio de la iglesia se halla la cripta de su fundador, D. Miguel Mañara. Puede leerse en ella: «Aquí yacen los huesos y cenizas del peor hombre que ha habido en el mundo. Rueguen por él».
En la Sevilla alegre de la luz y el color, Mañara encarna a través de los cuadros de las postrimerías de Valdés Leal, el sentido lúgubre y barroco de la muerte. A un par de pasos se encuentra el epicentro monumental: la catedral y la Giralda, el Archivo de Indias y los Reales Alcázares.
Todo ello se puede ver con ojos del presente y, también, con ojos del pasado (Past View ofrece gafas singulares que explican la historia de los monumentos). La Giralda aúna dos estéticas conciliadas: la islámica almohade (la torre) y la del renacimiento cristiano (cuerpo de campanas).

Reales Alcázares​

Otra posibilidad es acercarse al Ayuntamiento y atravesar la céntrica y sinuosa calle Sierpes. Al inicio de la calle, una azulejería evoca el emplazamiento de la antigua Cárcel Real. Miguel de Cervantes y Saavedra (autor inmortal de ‘El Quijote’), dio con sus huesos en sus calabozos.

Cerca se sitúa la Iglesia Colegial del Divino Salvador, un conjunto grandioso que ofrece visitas guiadas. Los días de sol la plaza aledaña rebosa de gentío. Al mediodía (a partir de las dos de la tarde) empieza lo bueno, en Sevilla se bebe, se conversa y se flirtea.

Es el momento ideal para empezar a conocer cualquiera de los bares y restaurantes de esta guía y degustar una copa de Barbadillo bien fría, acompañada de una exquisita tapa.